Preescolares y salud mental: Cómo ayudar a los niños durante la pandemia

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La crisis del COVID-19 ha puesto en primer plano la preocupación por los problemas de salud mental para casi todo el mundo. Sin embargo, un grupo que a menudo se pasa por alto es el de los más jóvenes.

A menudo resulta difícil para los padres, los cuidadores de niños y otros cuidadores darse cuenta de que incluso los niños en edad preescolar pueden cumplir los criterios diagnósticos de determinados trastornos mentales. A muchos adultos les cuesta creer que niños menores de cinco años puedan desarrollar casos de depresión clínica y ansiedad clínica que requieran ayuda profesional.

¿Cómo saber si un niño pequeño necesita ayuda? 

Puede resultar confuso detectar la diferencia entre una respuesta normal a los cambios repentinos que todos estamos experimentando y los síntomas más dramáticos relacionados con una enfermedad clínica. Como consecuencia de COVID-19, casi todo el mundo se siente más vulnerable, preocupado y asustado. 

En el contexto de COVID-19, es normal que los niños en edad preescolar muestren ansiedad o incluso un comportamiento depresivo debido a la multitud de cambios repentinos en su rutina y su entorno. En este momento, sus padres también pueden mostrar una variedad de emociones y pueden expresar más frustración de lo normal por los cambios en el trabajo y en casa. Los cambios en los padres repercuten de forma natural en el estado emocional de un niño pequeño.

¿Cómo pueden los padres determinar la diferencia entre reacciones emocionales normales y un posible trastorno mental cuando nada parece normal y todo parece cambiado?  

Como ocurre con todos los trastornos clínicos, un diagnóstico profesional implica identificar un cierto número de síntomas que se manifiestan, comprender un cierto tiempo de persistencia de los síntomas y evaluar el grado en que se ve afectado el funcionamiento cotidiano de una persona.  

Durante la pandemia, las emociones se disparan y algunas personas describen sentirse atrapadas en una montaña rusa de altibajos emocionales. La capacidad de funcionar como de costumbre se ve afectada en todos los grupos de edad, pero la causa de la situación es un factor de estrés externo. Para la mayoría de nosotros, sentir ansiedad, miedo, rabia, frustración y muchas otras emociones es una respuesta normal que se explica fácilmente. Mientras las personas sean capaces de funcionar la mayor parte del tiempo bajo estos factores estresantes, no cumplirán los criterios para un diagnóstico de salud mental. 

Lo mismo ocurre con los niños en edad preescolar. Las rabietas, el retraimiento y la regresión conductual son respuestas esperables a los cambios de entorno, horarios y rutinas. Sin embargo, si tu pequeño muestra tendencias constantes a la ansiedad o la depresión, debes prestarle mucha atención.

Algunos de los síntomas asociados a la ansiedad y la depresión infantiles son (entre otros) los siguientes:

  • Dolores de cabeza sin causa conocida
  • Dolores de estómago sin causa conocida
  • Llorar mucho
  • Preocuparse mucho
  • Evitar determinadas situaciones o lugares
  • Evitar situaciones sociales
  • Crisis nerviosas, inquietud y problemas para dormir.

Si su hijo mostraba estas tendencias antes de la pandemia y ahora observa comportamientos preocupantes aún más significativos, sería prudente que se sometiera a una evaluación. Las intervenciones tempranas pueden ayudar a mejorar los resultados del desarrollo, lo que conduce a un futuro mejor para su hijo. 

Además de la salud del niño, preste atención a la salud de la persona que cuida de él, sobre todo si esa persona es usted. Los lactantes y los niños pequeños son especialmente vulnerables porque tienen que depender de otros para que los cuiden. Los cuidadores influyen en la forma en que los niños responden a las situaciones que se les presentan en la vida. Los niños mostrarán más resiliencia si sus cuidadores les ayudan a sentirse seguros y prestan atención a satisfacer las necesidades de su desarrollo emocional y social. 

¿Qué pueden hacer los cuidadores para ayudar a los niños?

  1. Centrarse en ayudar a los niños a sentirse cuidados y seguros en su entorno.   
  2. Observa los cambios en el comportamiento del niño y pregúntale cómo se siente.
  3. Cuando el comportamiento de un niño sea difícil, mantenga la calma. Puede resultar tentador levantar la voz y corregir al niño o imponerle consecuencias inmediatas. En lugar de eso, tómese un momento para explorar por qué el niño hace lo que hace; averigüe qué puede haber detrás de su comportamiento. 
  4. Utiliza un lenguaje directo y adecuado a su desarrollo para responder a las preguntas de los niños. Los niños pueden preguntar por qué los padres están en casa o por qué la gente en las tiendas lleva máscaras. Sea sincero con ellos, utilizando un lenguaje sencillo. Las explicaciones deben ser breves: "Mamá está en casa porque hoy la oficina está cerrada. Las mascarillas son importantes ahora porque la gente quiere estar sana". No hace falta que hables del virus porque es posible que no conozcan el COVID-19. 
  5. Controla tu propio estrés. En este momento puede ser difícil mantener la calma debido a todas las preocupaciones que la gente tiene en relación con COVID-19 y los cambios que han alterado bruscamente la vida normal. Busque la ayuda que necesita para procesar sus preocupaciones para que pueda funcionar para usted y sus hijos.
  6. Validar los sentimientos. Algunos niños son demasiado pequeños para identificar sus propios sentimientos por su nombre. Descubrir los nombres de sus sentimientos puede ayudarles a saber qué hacer cuando están enfadados o asustados. Hay que validar los sentimientos y aprender con el tiempo estrategias sencillas que les ayuden a gestionar determinados sentimientos, como dar un paso atrás cuando están enfadados o respirar hondo antes de responder cuando están enfadados.
  7. Desarrolle una rutina de actividades durante el día y por la noche. Los horarios y las rutinas ayudan a las personas a saber qué esperar y eso puede ser reconfortante.
  8. Incluir el tiempo de juego en el horario. El juego es una forma de expresión de los niños pequeños y, al igual que algunos adultos necesitan procesar lo que les ocurre con otros adultos, los niños necesitan jugar por diversas razones.
  9. Ayude a los niños a entender que pueden contar con usted y contarle cualquier cosa que les preocupe.

Si algún adulto o niño está tan abrumado que su funcionamiento ha disminuido significativamente, se recomienda una evaluación por parte de un profesional médico o de salud mental. La telesalud ofrece más recursos que nunca.

Este post ha sido enviado por KC Healthy Kids, beneficiario de nuestra ronda de financiación de Salud Mental 2019.